Nada mejor que empezar el día dando “combustible” al cuerpo, para afrontar el comienzo de la jornada. De hecho, los primeros alimentos que tomamos nada más al levantarnos nos aportan el 25 % de la energía diaria. Por ello, pasar por alto este aporte de nutrientes para el organismo puede pasarnos factura. Algunos de los problemas asociados con no desayunar son:
Problemas de peso y obesidad
Los expertos apuntan que las personas que no desayunan suelen tener más hambre por la tarde y la noche, llegando a la cena con mucho apetito, lo que provoca que se levanten con pocas ganas de desayunar. La cuestión es que, si hay un ayuno prolongado, luego se come mucho y es más fácil que esas calorías se acumulen en forma de grasa.
Riesgos cardiacos
Saltarse el desayuno puede elevar el riesgo de infarto, principalmente en los hombres. Publicada en la revista Circulation en julio de 2014, concluyó que no desayunar lleva a uno o más factores de riesgo de infarto, como obesidad, presión arterial elevada, colesterol alto y diabetes
Desconcentración
Distintas investigaciones han manifestado que los jóvenes con hambre tienden a presentar más problemas emocionales, de comportamiento y académicos. También es posible que quienes no desayunen se sientan más cansados a lo largo del día.